6/15/2009

Estoy sola por fea(Dr. Maestre)

El objetivo de esta columna es intentar echar por tierra el título de esta nota.

Pensar que uno no tiene pareja por los defectos de la belleza externa es tan absurdo como pretender que la felicidad se debe a la belleza del cónyuge.

En efecto, nadie puede de-sestimar las cualidades estéticas de las personas, pero habrá que tener en cuenta que aquello que recogemos del espejo suele ser un ‘espejismo’, nunca el reflejo de lo que nosotros somos en la realidad.

Por eso mismo, los enamoramientos contienen mucho de la condición ilusoria.
La ilusión de haber encontrado el amor siempre suele ser el resultado de una fatal deformación de lo que estamos percibiendo.
Cuando pasan unas semanas, y cae la idealización de quien amamos, recién ahí vemos las diferencias que nos separan y empieza el drama y el derrumbe de la ilusión de haber hallado al perfecto par.

No puedo separarme(Dr. Maestre)

Tal vez uno de los mayores dolores por los que pasa el ser humano es asumir que aquello que amábamos ya no estará con nosotros, sobre todo en el tema de las parejas.

Puesto que, siendo verdad que aquello que mueve el mundo es el deseo –y su inmediata manifestación, el amor–, y siendo aun más cierto que las parejas y los amores cada vez duran menos, a las enseñanzas que recibíamos cuando jóvenes y supuestamente dirigidas a enseñarnos a amar, ahora hay que aumentarles otro capítulo, que es el de saber separarse para ahorrarse el monto de sufrimiento que todo abandonado tiene.

La tendencia general que tienen los que han perdido la pareja es revolcarse en un río de dolor. Se encierran, le lloran y, sobre todo, insisten en querer seguir con la persona que los dejó. Para ello la llaman, la buscan, le mandan cartas, correos o se hacen los encontradizos en la universidad.

Pero la experiencia dice que nada de esto es solutorio pues, más tarde o más temprano, la separación se intensifica. Por ello, lo único que puede aliviar el tiempo que dure el duelo, en curar la herida del abandono, es que la persona no se revuelque en el dolor y que apele a los vínculos sociales que toda pareja debe tener. Entre ellos encontramos amigos, parientes y nuevas ilusiones que solo se logran si es que no le damos la espalda al lazo social.

¿Cómo desea una mujer?(Fernando Maestre)

El deseo de una mujer ha sido siempre un enigma para el hombre, que nunca ha logrado rastrear cuál ha sido exactamente la dirección del mismo ni su profundidad, y pese a que los grandes psicoanalistas como Freud y otros lo han intentado evocar y describir, el deseo femenino sigue siendo problemático y poco claro. Así, por muchos años, lo único que la mujer hacía era dejarse desear, aceptar ser el deseo del hombre y ceder a lo masculino.

Sin embargo, la suerte de un buen número de mujeres post modernas es otra; por un lado están aquellas que, al abrírseles las puertas de la cultura y una mayor aceptación social, equivocadamente adoptan una posición masculina, desean como hombre, activas, dominantes, seductoras, lo cual, aparte de inhibir a muchos varones, no suele ser el deseo propiamente femenino. Otras damas, no entendiendo ellas mismas aquello que es desear al estilo femenino, aceptan seguir siendo el tipo de objeto del deseo que el hombre quiere que ella sea. Finalmente están los que consideran que el verdadero deseo femenino es ser madre, y tener un hijo, y que esto realmente les generará una plenitud. Hasta hoy, el dilema no ha sido aclarado, no quedando más que aceptar el reto de descifrar un día... ¿Qué es aquello que realmente desea la mujer?

Diferencias: Masculino - Femenino(Fernando Maestre)

Las parejas, cuando se comprometen, suelen armar entre ellas grandes fantasías de aquello que las está uniendo. Así, piensan que son “idénticos” o que “somos igualitos”, lo que en buena cuenta quiere decir “somos el uno para el otro”. Con el paso del tiempo, nos percatamos de que no somos tan igualitos como soñamos. La razón es que, entre hombres y mujeres, más son las diferencias que las similitudes. Veamos a continuación algunas de las que existen en lo sexual.

La sexualidad del hombre está, básicamente, centrada en tener fijado su erotismo en la función eréctil, la penetración y la eyaculación. Esto significa que, para el varón, el sexo fálico es lo único que lo calma y le da satisfacción. Así, podemos decir que él no es varón sin tener el falo. Para el caso de la mujer, la situación es totalmente opuesta. Ella siente que una mujer es mujer solo sin tenerlo. Pero en estos casos no necesitan tener el falo, pues todo su cuerpo funciona como un falo.

Si a esta compleja arquitectura sexual –que diferencia a ambos– le sumamos otras disimilitudes, como el hecho de que la mujer incluye en la sexualidad la ternura, la maternidad, la atracción por otra mujer, la lactancia y el embarazo, podremos llegar a la conclusión de que es una paradoja que, frente a las semejanzas y diferencias, se sigan buscando hombre y mujer, desesperadamente.

Desde donde elegimos(Fernando Maestre)

La formación de parejas puede ser la experiencia que más interesa a los seres humanos, pero no siempre se produce con la misma intención; así, unas veces es solo para pasar el rato o tener un encuentro sexual, y otras, para constituir un verdadero vínculo familiar. Pese a esta variedad de opciones, la elección de la pareja suele tener una misma característica: uno cree que está eligiendo por atributos físicos cuando, en realidad, es por una serie de tendencias del inconsciente que esperan a que aparezca la persona con quien siempre se soñó.

Así, el impacto físico que uno siente cuando ve por primera vez a alguien que le interesa, en realidad no es un primer encuentro sino un re-encuentro, pues algunos rasgos del recién conocido ya le eran muy familiares, en su psiquismo, a la persona impactada. Muchas veces se trata del tono de voz, o de los ojos, o de cierta forma de sonreír que le recuerdan a alguien de su historia infantil, y así se forma el amor a primera vista o la certeza de que por fin llegó el 'príncipe’ siempre esperado y desconocido.

Muchas veces, el intenso deseo o el amor pasional arrebatador es un reflejo exterior que proviene de las experiencias preedípicas que tuvimos de niños y que hemos olvidado por completo debido a la represión. Por eso, mejor consulta al pasado sobre el origen de tu actual pasión.

Por qué el matrimonio aún(Fernando Maestre)

El matrimonio sigue siendo un producto social de doble perfil, pues por un lado se busca tenerlo y trae bien al grupo de miembros que lo configuran y, por otro lado, los divorcios nos hablan de lo contrario.

Por ello, en estas líneas describiremos estas dos facetas que sostienen este compromiso. El matrimonio es necesario para la sociedad porque a través de él se estructura la familia, la cual, sin dudas, es la parte más positiva de aquel. Una boda es necesaria para garantizar la familia, para la estabilidad de los hijos y para crecer y proyectarse económicamente; finalmente, para huir de la soledad.

Pero el otro lado de la moneda sigue siendo crítico y merece no ser negado; las uniones no suelen ser armónicas, la tensión y la distancia que surge entre ellas son irreparables. En conclusión, el hogar se sostiene como el barco que navega entre dos corrientes: la una, que nos ilusiona con los encantos de grupo, el imaginario de la familia feliz, y la otra corriente, que nos lleva a la bancarrota del desencuentro de los cuerpos.

Pese a todo, el matrimonio sigue siendo una alternativa simbólica que beneficia a los miembros de la familia, aunque los cónyuges sigan naufragando en el desencuentro.

La súplica (Autor: Fernando Maestre)

Suplicar no solo puede ser la manifestación de un estado desesperado de quien ha perdido un vínculo también puede convertirse en un genial arte escénico, destinado a conseguir algo que parece imposible. Tratándose del amor, la súplica suele ser usada como el último de los argumentos del que un enamorado puede echar mano para no ser abandonado.

Son pocos los que prefieren tercamente romper las cosas antes de realizar inteligentes intentos para arreglar una crisis. Cuando es un pedido sensato, cuando el plazo que se pide para arreglar las cosas es razonable y cuando el proyecto de reparación de vínculos es el adecuado, habremos de constatar que la pareja funciona con madurez admirable.

Cuando se trata de personas que para disuadir a la pareja de que no las abandonen ponen en práctica llantos, amenazas de suicidio o venganzas, lo único que conseguirán es que su imagen se deteriore.

La súplica transforma la relación. Deja de ser un diálogo inteligente –se deja de hablar, razonar y pedir una oportunidad– y pasa a ser un manejo lleno de emotividad, donde lo que se está transmitiendo es la idea de que el suplicante es el esclavo del otro.

Esta conducta genera sentimientos de superioridad en el otro, quien puede pretender dominar y empezar a cambiar hacia una posición sádica y deshumanizada.

El que suplica transmite una imagen de inmadurez y de profunda debilidad. Le hace saber que él es inferior y se declara, aun sin palabras, un esclavo. Esto también afecta profundamente el amor propio y hasta el desenvolvimiento sexual.

En caso de que las súplicas logren resultados, la relación nunca será normal y, siempre, quien terminó presionado quedará convencido de que su pareja no está a su altura.

Dado que la súplica es un último recurso histriónico, se recomienda que se tenga en cuenta que la capacidad de poseer autonomía, de estar solo, de aceptar un rechazo o de asumir que no todos lo aman, es lo que determina la personalidad y la suficiencia de cada ser.
A nadie se le puede imponer por la fuerza que continúe un vínculo que el otro ya quiere romper.

Parejas adolescentes

El matrimonio requiere que sus miembros tengan dos cualidades: que sean psíquicamente sanos y que sean mayores en el amplio sentido de la palabra.

Esta mayoría de edad no se refiere solo a lo cronológico, sino a lo emocional, pues solo con la madurez se pueden capear los temporales que las uniones pueden ventilar. En la práctica, muchas parejas están lejos de la responsabilidad que solo la madurez otorga; se organizan llevados por móviles adolescentes. Son bodas entre adolescentes no solo cronológicos sino, también, de otros tipos. Veamos cuáles.

Adolescentes cronológicos. Se trata de menores de edad que por un embarazo indeseado son obligados a casarse para contentar a sus familias. En estos casos, las parejas desarrollan un tipo de vínculo que tiene las características de la pasión por jugar a poner celoso a su marido, la necesidad de seguir viviendo nuevas aventuras, la violencia que aparece porque, luego de la luna de miel, surgirá el arrepentimiento y la frustración de haber perdido su juventud. Estas características terminarán llevándolos al final.

Los adultos que son adolescentes emocionalmente. Hay personas que pueden tener más de cuarenta años, pero no actúan como tales. Se visten como jóvenes, leen revistas de jóvenes, se juntan con gente más joven y juegan a la infidelidad de la misma manera que lo hace un quinceañero. La historia de estos matrimonios suele ser igualmente difícil puesto que, al ser ellos disfuncionales, la organización de ese hogar tendrá esa marca. Estas parejas suelen durar algo más en el caso de que ambos sean 'adolescentes’ cuarentones y organicen sus vidas bajo este esquema.

Los adultos que buscan adolescentes para prácticas sexuales. Son adultos que tienen una falla en su sexualidad y preservan una fijación en la excitación que un o una adolescente le proporciona. Se puede encontrar como causa de esta atípica fijación sexual a traumas que padecieron cuando, siendo adolescentes, tuvieron una madre con una conducta mixta: por un lado seductora y tentadora para el hijo pero, a la vez, causante de ofensas o rechazos. Así se forma un impasse que no se resolverá y es la causa de que estos adultos solo puedan ser excitados por muchachas.

Los adultos que solo pueden amar a adolescentes. Se trata de pasiones intensas y amores desbordados que un varón suele sentir por una chica. La causa es desórdenes en el adulto que, cuando era adolescente, y teniendo que pasar por la experiencia de enamorarse por primera vez, no lo hizo o su experiencia fue frustrada. En estos casos, el anhelo de completar la sexuación se conserva como la urgencia de dar el paso que nunca se pudo culminar, por lo que ahora se convierte en una deuda impagable con la vida que tiene que cumplir permanentemente.

5/12/2009

Cáncer de mama, nuevos tratamientos


Es causa de mortalidad femenina en el mundo, sin embargo se sigue trabajando en encontrar nuevas soluciones a esta terrible enfermedad.

Esta tarde el Dr. Fernando Maestre nos hablara acerca del Cáncer de Mama y las nuevas alternativas de curación y de mejoramiento de la calidad de vida de las personas que la padecen.

“13 consejos para fracasar en pareja”


De: Jorge Daniel Moreno

Aunque sea casi imposible de creer, una pareja puede sobrevivir a una gran tragedia, pero son las pequeñas destrucciones cotidianas lo que más fácil puede acabar con ella.

El autor de la obra presenta de manera muy divertida 13 consejos que ayudarán a que cualquier pareja fracase, no importa si es un matrimonio sólido o si es una parejita de novios que hasta ahora empieza a conocerse.

Cosas como violar los contratos impuestos desde un primer momento, perder la identidad para aceptar la que la pareja impone, criticar y criticar a la pareja hasta el cansancio, idealizar a quien está a su lado, son algunas de los temas planteados.

Seguir estos consejos es una manera segura de acabar con la relación, pero leerlos sin olvidar el sarcasmo con el que están escritos, hará que cada lector se vea reflejado en una que otra situación ilustrada en el libro, reflexione y entienda, cómo funciona el proceso de las parejas o, al menos, qué es lo que no hay que hacer si quiere seguir en esa relación o si quiere evitar quedarse solo.

Jorge Daniel Moreno es médico psiquiatra y supervisor acreditado de la Asociación Sistémica de Buenos Aires, es especialista en el campo de terapia de familia y parejas.