Se la llama de distintas formas, ¿no?. Veamos algunas cuestiones de esto de "ir a la cama". Bueno, o a donde más guste: a la cocina, al balcón, a la terraza, al baño, en fin a elección es personal (personal de a dos, claro).
Sea con el nombre que sea, sea donde sea y de la forma que sea, hay múltiples variedades, diríamos infinitas posibilidades. Lo que sí se espera es que sea totalmente libre, en donde ninguno tenga que esconder, ocultar, precaverse, cuidarse de las formas. Es una de las poquísimas relaciones en donde cada uno puede mostrarse como es, quien es.Otra de las características determinantes y distintivas del encuentro sexual es la fusión con el otro para luego poder “desprenderse” nuevamente como persona, culminando en su máxima expresión de exaltación en lo que llamamos "el brote orgásmico", no hay palabras para describirlo fehaciente y totalmente, se traspasa por sensaciones de locura o muerte llegando posteriormente a un relax espectacular.
Llegar al orgasmo resulta ser adecuadamente una finalidad de las relaciones sexuales. No por ello hay que dejar de gozar relaciones sexuales sin orgasmo de alguno o de ninguno. Los demás momentos de la relación sexual son tan importantes y necesarios como el orgasmo, disfrutar a pleno de cada uno de ellos sin objetivos determinados más que ese disfrute mutuo es la cuestión.
Tan lejos, tan cerca
Cuando comienza una relación, hay temores y dudas en la cama… ¿Le gustará lo mismo que a mí? ¿Hará las cosas que me gustan, como a mí me gustan? ¿O, yo haré las cosas que le gustan, como le gustan? Cuando hay química, todo indica que en algún momento pasará, que el sexo será más y más atrevido y quizás, en algún momento, cada uno se acerque al ideal del otro.
Sea con el nombre que sea, sea donde sea y de la forma que sea, hay múltiples variedades, diríamos infinitas posibilidades. Lo que sí se espera es que sea totalmente libre, en donde ninguno tenga que esconder, ocultar, precaverse, cuidarse de las formas. Es una de las poquísimas relaciones en donde cada uno puede mostrarse como es, quien es.Otra de las características determinantes y distintivas del encuentro sexual es la fusión con el otro para luego poder “desprenderse” nuevamente como persona, culminando en su máxima expresión de exaltación en lo que llamamos "el brote orgásmico", no hay palabras para describirlo fehaciente y totalmente, se traspasa por sensaciones de locura o muerte llegando posteriormente a un relax espectacular.
Llegar al orgasmo resulta ser adecuadamente una finalidad de las relaciones sexuales. No por ello hay que dejar de gozar relaciones sexuales sin orgasmo de alguno o de ninguno. Los demás momentos de la relación sexual son tan importantes y necesarios como el orgasmo, disfrutar a pleno de cada uno de ellos sin objetivos determinados más que ese disfrute mutuo es la cuestión.
Tan lejos, tan cerca
Cuando comienza una relación, hay temores y dudas en la cama… ¿Le gustará lo mismo que a mí? ¿Hará las cosas que me gustan, como a mí me gustan? ¿O, yo haré las cosas que le gustan, como le gustan? Cuando hay química, todo indica que en algún momento pasará, que el sexo será más y más atrevido y quizás, en algún momento, cada uno se acerque al ideal del otro.
Pero cuando una mujer dice "hazme lo que quieras" está diciendo "hiciste todo lo que me gusta, como a mi me gusta y quiero hacer todo lo que te gusta como te gusta". Quiere decir que tiene todo lo que desea de una relación sexual y está dispuesta a dar todo para que él lo tenga también.
No importa qué es lo que tú quieras, ni cómo ni cuándo, tampoco importa qué es lo que yo quería, ni lo que ella esperaba. Fuera lo más inocente o lo más depravado, lo que vale, lo que importa, es la entrega. Además, cuando un hombre escucha esas palabras, siente realizado ese insalvable deseo machista de posesión. Al menos en ese instante, esa mujer es totalmente tuya, y es totalmente tuya porque quiere serlo y disfruta con ello, porque es lo que realmente más desea. Ese instante podrá durar esa noche, un año o una vida, podrá morir, podrá convertirse en amor o podrá seguir siendo pasión.
Cuando el hombre escucha "Hazme lo que quieras" de parte de una mujer. Estas palabras no creo las provoque el champagne, sino un sentimiento de entrega que se da al recibir, percibir, con cada centímetro de piel la entrega y el placer mutuo. Y la confianza que esto implica: me puedo desbordar, puedo abrirme a todo, el otro me "com-place".
¿Será lo mismo que siente una mujer cuando escucha.."Que quieres que te haga"?
No importa qué es lo que tú quieras, ni cómo ni cuándo, tampoco importa qué es lo que yo quería, ni lo que ella esperaba. Fuera lo más inocente o lo más depravado, lo que vale, lo que importa, es la entrega. Además, cuando un hombre escucha esas palabras, siente realizado ese insalvable deseo machista de posesión. Al menos en ese instante, esa mujer es totalmente tuya, y es totalmente tuya porque quiere serlo y disfruta con ello, porque es lo que realmente más desea. Ese instante podrá durar esa noche, un año o una vida, podrá morir, podrá convertirse en amor o podrá seguir siendo pasión.
Cuando el hombre escucha "Hazme lo que quieras" de parte de una mujer. Estas palabras no creo las provoque el champagne, sino un sentimiento de entrega que se da al recibir, percibir, con cada centímetro de piel la entrega y el placer mutuo. Y la confianza que esto implica: me puedo desbordar, puedo abrirme a todo, el otro me "com-place".
¿Será lo mismo que siente una mujer cuando escucha.."Que quieres que te haga"?