2/09/2009

El amor tiene mil caras

Todos los años, el 14 de febrero, se celebra San Valentín. Ahora bien, cuando hablamos de los enamorados y de su día, ¿a quién nos referimos?
De pronto, tal vez, nos viene a la mente de la imagen idílica y trágica de Romeo y Julieta, los adolescentes incomprendidos por dos familias enfrentadas, que la pluma de Shakespeare inmortalizó.
Pero hay muchos otros tipos de enamorados. Yo conozco algunos. A saber:
• El enamorado asistente social. Me refiero a aquel hombre que sufre el síndrome de Robin Hood, el eterno príncipe de Cenicienta que siempre se engancha con chicas analfabetas o indocumentadas o discriminadas o pacientes internadas en coma cuatro. En síntesis, las clásicas mosquitas muertas que lo manejarán como si él fuera Pinocho o el Topo Gigio.
• El adicto al sexo. Típico especímen que sólo piensa “en eso”, y nunca aprobó gramática porque cuando le piden que diga donde va el sujeto en una oración, él siempre contesta: arriba o abajo.
• Los de almanaques desparejos. Ella es tan joven que cree que la telepatía es un televisor destinado a las hermanas del padre, y él es tan viejo que el documento de identidad está escrito en latín y números romanos.
• Los prohibidos. Son casados pero no entre sí, o él es el profesor y ella tiene que aprobar Anatomía, o son del mismo sexo, o ella es la prima-hermana y él supone que el incesto no es pecado porque juega en la liga gallega de la NBA.
• Los vinculados por la vocación. Los dos son psicólogos, o bailarines de salsa, o pastores religiosos, o ladrones como Bonnie and Clyde).
• Los que se profesan un amor, digamos, político. Bill y Hillary, Nestor y Cristina, Carlos Saúl y la Chechu, etc.
• Los que vienen con premio sorpresa. Él tiene dos hijos pequeños del matrimonio anterior, más malos que Chucky. A ella le da pena dejar sola en casa a su mamá, una inocente señora... con mirada de lince, oído de tísico, olfato de sabueso, y la intuición de Sherlock Holmes. Y entonces salen todos juntos: es la típica pareja muchedumbre.
• Los unidos por el horóscopo. No van a la calle sin el libro de Horangel, las predicciones de Ludovica y los consejos de Lilly Sullos, y se sienten protegidos de las cargas negativas de la Tierra por la energía de Atlántida, no la editorial, si no la ciudad que ellos dicen que está hundida por estos pagos.
• Los enamorados del status. Pasean su amor en mini autos importados, en hoteles siete estrellas, en helicópteros propios. Comparten todo, especialmente la tarjeta gold international.
• Los fanáticos del deporte. Están todo el día comiendo fibras y cereales, corriendo como Forrest Gump y consumiendo más agua que un radiador descompuesto. De noche, juntos en la cama, leen la biografía de Virginia Elizalde.
En fin, seguro hay muchas otras clases de valientes que intentan a diario la difícil unión de lo diferente, con la ilusión de la completud unificadora. Para ellos: