
El ano contiene una rica inervación que adecuadamente estimulada puede producir sensaciones voluptuosas importantes. No en vano estuvo muy ligado a los genitales en etapas muy tempranas del desarrollo embrionario. Es, pues, una zona erógena tanto para los hombres como para las mujeres. Por eso carecen de fundamento los temores a que un hombre que disfrute de esas sensaciones sea homosexual. Temor que tienen muchos hombres y no pocas mujeres. Sin embargo, una cosa es el uso del ano como zona erótica, lo que incluye caricias externas e intromisiones más o menos superficiales de algún dedo u objeto suave y fino, adaptado a la zona, y otra cosa es el coito propiamente dicho. En este caso, es el pene el que se introduce en el ano.
El esfinter anal es muy potente y se mantiene fuertemente cerrado de forma constante (ya te imaginarás por qué), por eso proporciona al hombre sensaciones intensas cuando lo traspone. Sin embargo, sólo está acostumbrado a relajarse en circunstancias evacuadoras muy específicas. Lo habitual es que permanezca contraído sobre sí mismo y que al acariciarlo o intentar la penetración anal, se desencadene un reflejo de contracción que puede ser muy intenso y punzante. Por eso, en personas no habituadas a ello, el coito anal resultaría doloroso. Hay que tener en cuenta este dato para actuar con la delicadeza que requiere la zona.
El ano no se lubrica durante la excitación sexual, ni siquiera entre las mujeres más experimentadas, por eso será necesario utilizar algún lubricante al agua en abundancia para facilitar la labor.
La zona no es estéril desde el punto de vista bacteriológico, por lo que no se aconseja pasar al coito vaginal después de haber realizado una penetración anal. El riesgo de infección es seguro. Tampoco es limpia, por lo que una de dos: o la chica se prepara con enemas para limpiar el interior del recto antes de mantener relaciones sexuales, lo que resulta poco romántico, o se utilizan preservativos para evitar el contacto directo con materia fecal (disculpa que sea tan directo). Y no es inmune a las enfermedades venéreas, por lo que hay que cuidarse como siempre.
El ano no se lubrica durante la excitación sexual, ni siquiera entre las mujeres más experimentadas, por eso será necesario utilizar algún lubricante al agua en abundancia para facilitar la labor.
La zona no es estéril desde el punto de vista bacteriológico, por lo que no se aconseja pasar al coito vaginal después de haber realizado una penetración anal. El riesgo de infección es seguro. Tampoco es limpia, por lo que una de dos: o la chica se prepara con enemas para limpiar el interior del recto antes de mantener relaciones sexuales, lo que resulta poco romántico, o se utilizan preservativos para evitar el contacto directo con materia fecal (disculpa que sea tan directo). Y no es inmune a las enfermedades venéreas, por lo que hay que cuidarse como siempre.
varc.
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